En
cualquier mercado que se desarrolle los consumidores deberían estar conscientes
de que sus acciones, decisiones y gustos
afectan directamente los precios de las demandas. En el caso del mercado
Venezolano las especulaciones abundan, y los compradores no están conscientes
de que si deciden no comprar un determinado bien que se encuentre en
especulación los oferentes se verán obligados a bajar los precios y se
regularía el mercado. Los consumidores
deben aprender de las situaciones y no colaborar con las irregularidades que se
están presentando cada día en el mercado nacional en todos los aspectos de la
economía que va desde la compra de un jugo en una panadería hasta la
adquisición de un vehículo en un concesionario.
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